martes, 17 de junio de 2008

El Lapicero Negro, Historia De Una Bacteria (2)

Continuacion...


Carmen, es una joven emprendedora, muy capacitada y según sus amigas su defecto es que todo le provoca asco, es la más delicada del grupo, ¿del grupo? Olvidaba decirlo, ella trabaja para el banco estatal, es representante de cuentas, pero hoy estará como cajera, sustituyendo a una amiga.

Recuerdan a Julio, el se dirigía al banco, preciso, al estatal para hacer un deposito. A su entrada un saludo cordial al seguridad y pasa a la fila.
Carmen dice: –Siguiente- y se adelanta a la ventanilla Julio, buenos días dice y pasa su dinero, adjunto un papel con el número de cuenta. Carmen hace los procedimientos de lugar y procede a firmar un volante, pero su lapicero falla y Julio atento mete la mano en su bolsillo y le entrega el lapicero negro, Carmen accede, firma y devuelve, a lo que Julio le responde: -no soy el único en la fila, y vas a necesitar mas tinta, quédate con el lapicero, cortesía del cliente, unas sonrisas y se marcha.

Carmen continua su trabajo con el lapicero negro y al final de la tarde se queda en caja para ajustar el manejo de la misma, algunos dicen cuadrar. Los números no dan exactos, Carmen quisiera inventar una operación matemática que le permita resolver el descuadre, pues se hace tarde y prometió estar en casa temprano para salir con su esposo.
El estrés de los cálculos la sumerge y mientras piensa juguetea con el lapicero negro entre sus labios y sus dientes, muerde la tapa y digiere saliva.
Al fin un resultado aceptable, Carmen se despide de los compañeros que corrieron con peor suerte y abandona el tesoro estatal, rumbo a casa, se percata que entre su pelo y sosteniendo parte de su moño lleva abrazado el lapicero negro, lo acomoda y continua su ruta.