Nuestra cultura nos ha sacado poco a poco de lo rural, por lo que nuestra alimentación ha sido vestida con ropa de gala para poder visitar las ciudades, me explico.Los frutos del campo han sido transformados, enriquecidos y procesados de forma que nos puedan llegar embotellados, enlatados y empacados a nuestra casa, y que guarden la calidad necesaria para el consumo humano, todo esto inicio tratando de dar una mano amiga al ser humano que no tiene tiempo para hacer ni el 5 % de estos procesos en su casa, o sea, el ciudadano común que trabaja y va al súper.
Pero ¿que ha pasado hoy día? que cada empresa procesadora ha querido buscar la mayor producción al menor costo, que sus productos se preserven mas en el stand del súper mercado y así registrar mas ganancia, eso está bien, pero algunos han pasado el limite y se han interesado mas en su producto que en el bienestar del consumidor, utilizando preservativos y químicos que afecta directa o indirectamente la salud del consumidor a corto, mediano y largo plazo. Incluso en ocasiones mintiendo sobre el contenido del mismo.
Así que ahora es una cara de duda la que nos acompaña al súper cuando vemos una etiqueta que describe las propiedades nutritiva de X producto, a veces lo compramos aun sabiendo que no es cierto lo que dice, solo porque a los niños les gusta, porque sabe bien o porque ya nos acostumbramos.
Realmente es un fraude con repercusiones inmensurable el que se comete con el consumidor, y solo nos queda decir como en aquella serie mexicana de humor…
Oh! Y ahora quien podrá defendernos.
