Cada día se hace mas frecuente el uso del reconocido plomerito, como un arma de asalto o amenaza, cuando el correcto y verdadero uso de este está en la plomería, para destapar tuberías obstruidas.Pero parece que obstruida está la vista de nuestras autoridades, las cuales lucen como si no se percataran de la perspectiva que lleva esta situación.
La reconocida sustancia que se expende en ferreterías y plazas comerciales sin control alguno, y conocido vulgarmente como “Ácido de Diablo” ha resuelto muchos inconvenientes en nuestras casas, pero se está convirtiendo en un terror de otras, donde personas y hasta familias completas se ven afectados por el mal uso que se le ha dado.
Recientemente ofrecimos un operativo en la CCSI(Clinica Cristiana De Salud Integral) de cirugías reconstructivas, y me sorprendió la gran cantidad de personas que acudió a nosotros con el mismo problema; fueron atacados por otros con el conocido fluido, para asalto, y en pugnas personales, dejando secuelas graves en el aspecto físico, emocional y funcional de los afectados.
Pudiera citar un gran número de pacientes, pero quisiera enfocarme en una adolescente que llamó mi atención, a la cual llamaremos Rosa, para reservar su identidad.
Rosa fue atacada por desconocidos, los cuales rociaron en su rostro y tórax el peligroso líquido, produciendo lesiones importantes, por lo cual ha tenido que ser sometida a una cirugía reconstructiva y programada para una segunda intervención.
Ver el rostro de esta joven y comparar con su tierna imagen que carga en su celular, donde siempre me pregunta si volverá a ser bonita, rompe el corazón del menos noble de los hombres, ella que soñaba ser comunicadora, solo se queja diciéndome: “yo me creo inteligente, pero en la TV necesitan rostros bonitos” ahora se siente obstruida mentalmente de realizar sus sueños, y los culpables tal vez seguirán su curso normal, y aunque pagasen legalmente, seria imposible imponer la pena justa al mal causado.
Por ello creo que nuestra nación debería poner mas atención a esto, ya que cada día se multiplican los casos y la prensa los hace notar, pero las autoridades lo siguen tratando como casos aislados, y la pena o castigo sigue siendo leve, cuando se compara con una sonrisa tronchada o un corazón marchito, como el de Rosa que apenas alcanzara la mayoría de edad, y así le recibe su gente.
