Apuntando hacia el norte nuevamente, a la lejana “Maguana abajo”. Tierra de gente amable y servicial.
Alli nos internamos en la diminuta comunidad de El Higuerito comprendida entre las dos maguanas (arriba y abajo)
Como era de imaginar por los cultivos que vimos en la ruta, la mayoría dedicados a la agricultura. Sus miradas tristes a través de las ventanas reflejan que quieren comunicar algo, pero no se deciden.
Hasta esta lejana comunidad llegamos con nuestros vultos llenos de farmacos y nuestros corazones llenos de buenas intenciones, y allí nos esperaron con los pies descalzos y las pailas vacías.
Dimos temprano inicio al trabajo, donde servimos a 124 pacientes y nuevamente ofrecimos medicamentos gratuitos, un gran numero de niños y adolescentes fueron dotados de desparasitantes y vitaminas.
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