En esta ocasión nos trasladamos a la comunidad del El Llano, donde los lugareños nos esperaban con caras sonrientes y exponiendo sus necesidades clínicas con empeño.
Desembarcamos en una humilde vivienda de la cual hicimos nuestra clínica improvisada, siendo abarrotada en lo inmediato por pacientes y curiosos.
fue grato poder recibir a cambio de un servicio que ofrecemos con amor, mas amor aun y buena atención de los residentes allí.
Medicamentos, charlas, entretenimiento, y algunos utensilios entregados a los presentes dejaron vacío nuestro equipaje, pero cargaron grandemente nuestros corazones.